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Laura Pérez

PSICÓLOGA SANITARIA

Es muy importante llegar a nutrirse de una manera consciente, y eso se consigue conectando con el aquí y ahora

Me llamo Laura Pérez, y soy psicóloga clínica por la Universidad de Barcelona y colegiada por el Col·legi Oficial de Psicología de Cataluña con el número 29570.

Recuerdo hace años, la pregunta que nos planteó un profesor de la universidad los primeros días de clase, “¿Por qué habéis elegido estudiar psicología?” Y mi respuesta fue rápida, quería llegar a entender que pasa por la mente de las personas. Poder darle un sentido a ese significado que asignamos cada uno a lo que vivimos y así tratar de ayudar a aquellos que lo necesitaran.

Antes de terminar la carrera ya tenía decido cuál iba ser mi camino en el mundo de la psicología clínica, quería especializarme en los trastornos de la conducta alimentaria. Para ello decidí formarme con el máster de intervención psicológica de los trastornos de la conducta alimentaria y obesidad, que se imparte en un centro especializado en este ámbito, vinculado a la Universitat de Barcelona IL3-UB. En ese mismo centro, en el cuál estuve trabajando, aprendí que la recuperación de un TCA es un largo viaje, con muchos altibajos y dificultades, pero en el que gracias a un acompañamiento terapéutico y un trabajo multidisciplinar es posible. Posteriormente inicié el Máster en Psicología General Sanitaria.

El transcurso en psicoterapia

Para mí es primordial comprender que cada persona tiene interpretaciones subjetivas de las distintas situaciones que ha vivido, de ahí mi enfoque constructivista. Este enfoque me ha llevado a trabajar con cada paciente de manera distinta, observando qué factores, son los mantenedores de su malestar emocional y cuáles son los que habría que cambiar para conseguir una vida más funcional.

Cada persona tiene una relación distinta con la comida, y esta puede llegar a afectar hasta convertirse en la principal preocupación diaria. Cuando nos obsesionamos con la comida, es probable que nuestra mente no pueda dejar de pensar en restringir, atracarse o ingerir un alimento que nos hemos prohibido, y esto es debido al componente emocional asociado. Para lidiar con este pensamiento existen otras alternativas, antes que llevar a cabo la conducta “problema”, la cual si realizamos seguramente nos llevará a la culpa, al rechazo y a la insatisfacción con uno mismo. De tal forma, creo que es muy importante llegar a nutrirse de una manera consciente, y eso se consigue conectando con él aquí y ahora, enfrentándonos a la situación y viendo que es lo que necesitamos justo en ese momento.

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