Lipedema: definición, tratamiento y dieta
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Definición y prevalencia
El lipedema se puede definir como un trastorno crónico del metabolismo de los lípidos, en el que se da una alteración de la distribución y proliferación del tejido adiposo, graso, dando lugar a un aumento en volumen y consistencia de la zona afectada, principalmente extremidades, inferiores o superiores, excluyendo empeine y manos. Además de “lipedema” otros nombres con los que se hace referencia al trastorno son: lipoedema, lipohiperplasia o lipohipertrofia dolorosa, piernas de columna, piernas en tubo de estufa, adiposalgia, lipodistrofia y otros más. El lipedema se da prácticamente exclusivamente en mujeres, de hecho solo se han descrito dos casos en hombres, asociados a hipogonadismo y cirrosis hepática, y aparece principalmente en momentos de cambio hormonal, como pueden ser la pubertad, el embarazo o la menopausia, posiblemente por tener cierta dependencia estrogénica, Se trata de un trastorno poco conocido tanto a nivel poblacional como médico, por lo que actualmente suele ser infradiagnosticado y/o mal diagnosticado, suponiendo esto un inconveniente para su correcto abordaje y en cuanto a las expectativas de la paciente se refiere. Esto hace que la prevalencia real de este trastorno sea completamente desconocida, ya que los datos epidemiológicos con insuficientes y heterogéneos. En algunos casos (15-64%) se describe una relación familiar en la afectación.
Tejido adiposo e inflamación
Se sabe que nuestro tejido graso o adiposo puede aumentar por medio de dos principales mecanismos, la hipertrofia, cuando se da un aumento en el número de células grasas (adipocitos), o por hiperplasia, cuando se produce un aumento del tamaño de estas. Siendo el primer proceso más característico en etapas de crecimiento y el segundo durante la edad adulta.
La hipertrofia de los adipocitos se asocia a una alteración en su funcionalidad y al desarrollo de patologías asociadas a obesidad. Usualmente el incremento patológico de tejido adiposo se acompaña de un aumento en el reclutamiento de células inmunes con potencial proinflamatorio, contribuyendo así a la aparición de inflamación subclínica crónica. Igualmente, el exceso de tejido adiposo producirá una alteración en la producción de ciertas proteínas presentes, ocasionando una disminución de la flexibilidad del tejido, contribuyendo así a su disfunción e inflamación.
Etimológicamente el nombre lipedema proviene de las palabras lipos (grasa) i oídema (inflamación), lo cual nos da información sobre una de las principales características de este trastorno, y es que cursa con un grado de inflamación aumentado. Si bien es cierto que actualmente no está demostrado cual es el origen del lipedema y se desconoce con exactitud si el aumento anormal de tejido adiposo que se produce se debe mayoritariamente a procesos de hiperplasia o hipertrofia, el lipedema, por ser una condición en la que existe un exceso de tejido adiposo, además alterado, se caracteriza por la presencia de un estado de inflamación crónica que nos interesará minimizar.
Cabe destacar que estas células adiposas afectadas por lipedema presentan una respuesta muy limitada a estrategias habituales para la reducción de tejido adiposo como son las restricciones dietéticas y la realización de ejercicio físico, pero sin lugar a dudas seguir una pautas de alimentación adecuadas y mantener una vida activa tendrá un impacto positivo en la salud y calidad de vida de la mujer que padece de lipedema.
Diagnóstico, síntomas y signos
Ciertamente el observar un aumento desproporcionado del volumen en las extremidades, resistente a la reducción pese al uso de distintas estrategias, podría hacernos pensar en la existencia de esta alteración en nuestro tejido adiposo. Pero para conseguir un diagnostico fiable debemos ir más allá. En una primera instancia algo que nos puede ser de mucha utilidad para valorar si este exceso de tejido adiposo está asociado a lipedema es fijarnos en los principales síntomas y manifestaciones de este trastorno, cuya clínica será más evidente cuanto más evolucionada esté la alteración, e incluye principalmente los rasgos expuestos a continuación:
- Desproporción entre el tronco superior y el inferior, dándose habitualmente el aumento de volumen asociado a lipedema inicialmente en extremidades inferiores, excluyendo empeine.
- Bilateralidad: se observa una afectación simétrica de los dos miembros de las extremidades, superiores o inferiores, es decir, de ambas piernas y/o brazos por igual.
- Dado que en el tobillo el acúmulo de grasa termina abruptamente se puede observar el Signo de Cuff o almohadilla del lipedema, que también puede darse a nivel de rodilla.
- Aparición de arañas vasculares y hematomas con mucha facilidad, debido a un aumento de la fragilidad capilar.
- Sensibilidad al frío aumentada, zonas de la piel en hipotermia o con diferente textura más blanda.
- Hipersensibilidad al contacto ligero y a la palpación, dolor.
- Signo de Stemmer negativo: se puede coger un pellizquito de piel, separándose en la zona del empeine.
Clasificación por tipo de lipedema
Según la distribución del acúmulo de tejido adiposo asociado a lipedema, la cual podría ir evolucionando, podemos llegar a clasificar distintos tipos de lipedema:
- Tipo I: acúmulo en caderas, nalgas y pelvis.
- Tipo II: acúmulo en caderas hasta las rodilla.
- Tipo II: acúmulo en caderas hasta los tobillos.
- Tipo IVa: acúmulo solo en brazos (poco frecuente).
- Tipo IVb: acúmulo solo en pantorrillas (poco frecuente).
- Tipo V: acúmulo en caderas a tobillos y brazos
Más comúnmente, el lipedema se suele clasificar según el grado de afectación:
- Grado I: La superficie de la piel es normal y el tejido adiposo tiene una consistencia blanda, pudiéndose palpar pequeños nódulos.
- Grado II: La superficie de la piel es irregular y dura debido al incremento de la estructura nodular.
- Grado III: La superficie de la piel está deformada por el tejido adiposo, especialmente en caderas y tobillos. Se pueden palpar nódulos que varían en tamaño.
Aunque no siempre el lipedema va asociado a edema, cuanto más avanzado sea el estadio de la enfermedad, más frecuentemente se produce una afectación de los conductos y ganglios linfáticos por compresión, dando lugar al lipolinfedema, muchas veces clasificado como grado IV y que podemos definir como la aparición de edema junto al lipedema por un aumento anormal del volumen del líquido intersticial a causa de desequilibrio entre las tasas de filtración y reabsorción.
Lipedema Vs Linfedema
Por otro lado, una patología en la que siempre se observa la aparición de edema es el linfedema, mencionado anteriormente y que no debemos confundir con el lipedema, ya que aunque lipedema y linfedema pudieran coexistir, no se tratan de la misma patología.
A diferencia del lipedema, el linfedema es el resultado de un desajuste en el transporte linfático que, debido a un exceso de retención de fluidos linfáticos en el compartimento intersticial, resulta en un aumento del volumen de las extremidades. El linfedema se puede clasificar como primario, cuando es producto de anomalías propias del tejido linfático y vascular, o como secundario en caso de ser producto de cierta patología sistémica, traumatismo o intervención quirúrgica, causas distintas a las que explican la aparición de lipedema. El principal tratamiento del linfedema consiste es el uso de fisioterapia descongestiva para reducir y/o estabilizar el volumen de los miembros afectados por este funcionamiento insuficiente del transporte linfático.
Debido al conocimiento limitado acerca de estas alteraciones y dado que a simple vista, por la observación de un aumento anormal en el volumen de las extremidades, el lipedema y el linfedema se pudieran confundir, para su diferenciación será clave la observación de algunos de los síntomas propios de lipedema anteriormente descritos, tal y como se ilustra en la siguiente tabla, donde se exponen algunas de las principales diferencias entre estas patologías a nivel de síntomas y signos principalmente:
LIPEDEMA | LINFEDEMA | |
---|---|---|
Fisiopatología | Multifactorial | Alteración linfática 1ª o 2ª |
Antecedentes familiares | Sí | Solo algunos primarios |
Aspecto de la piel | Clara y blanda Tendencia a equimosis | Depende del estado |
Sexo | Mujeres | Mujeres y hombres |
Simetría | Siempre bilateral | Habitualmente unilateral |
Dolor | Habitual Hipersensibilidad y pesadez | Aumento de presión, molestia, sin dolor |
Fóvea | No | Sí |
Signo de Stemmer | Negativo | Positivo |
Tendencia a equimosis | Sí | No |
Desproporción hemicuerpo superior e inferior | Sí | No |
Respuesta a tratamiento dietético y actividad física | No | Sí |
Tratamientos: conservador y quirúrgico
- Uso de medias de compresión; ya sean hechas a medida o fabricadas en serie, estás deberán ser de una talla y grado de compresión adecuados a la paciente para un óptimo grado de confort.
- Técnicas de drenaje linfático, presoterapia y lipomesoplastia.
- Actividad física: La realización de actividad física es también una pieza importante para favorecer la salud de la paciente que sufre lipedema. En especial nos interesa el ejercicio de trabajo cardiovascular aeróbico que implique grandes grupos musculares en lugar de aislados, y que sea preferiblemente de baja/moderada intensidad, evitando los deportes de alta intensidad/impacto y de contacto, pues podrían ocasionar más dolor a la paciente. Es recomendable por lo tanto la realización de ejercicios como el caminar, la marcha nórdica, bicicleta, ejercicios funcionales y natación o ejercicios en agua.
- Apoyo profesional: el papel que distintos profesionales de la salud, entre ellos fisoterapeutas, médicos rehabilitadores, entrenadores personales, nutricionistas y psicólogos, es igualmente un punto clave para el bienestar de la paciente durante todo el proceso.
Tratamiento dietético del lipedema
¿Tiene entonces la alimentación un papel relevante en la calidad de vida de la paciente que sufre lipedema? Aunque es cierto que hay que tener en cuenta que por medio de la intervención dietética no lograremos disminuir el volumen de grasa asociada al lipedema, sí podemos mejorar la calidad de vida y salud global a través del tratamiento nutricional, así como mejorar la composición corporal en cuanto al porcentaje de grasa y tejidos no asociado a la patología. Por ello, seguir una dieta equilibrada y saludable, con la que la mujer se sienta a gusto y segura, resulta un punto clave en el que trabajar.
Dado que el lipedema se caracteriza por ser una patología que cursa con un estado de inflamación subclínica crónica, minimizar esta inflamación será esencial; por eso nos interesa seguir una alimentación que nos permita lograr, por un lado y en caso que sea necesario, una reducción del exceso de tejido adiposo no asociado a lipedema, por ser fuente de inflamación, y por otro, el seguimiento de una dieta rica en sustancias con potencial antiinflamatorio y con un contenido reducido de aquellas que pueden promover la inflamación, como un exceso de azúcares libres o grasas trans. Esto lo podemos favorecer siguiendo ciertos pilares fundamentales y aplicables a distintas estrategias dietéticas:
- Minimizar el consumo de alimentos procesados; ricos en azúcares libres y grasas trans
- Potenciar en consumo de vegetales
- Minimizar la carga glucémica de la dieta; para evitar picos de glucosa en sangre que favorecen los procesos de lipogénesis y podrían agravar también la formación de edema.
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Dietas habitualmente utilizadas para el tratamiento del lipedema
DIETA RAD
Una de las estrategias dietéticas más usadas para abordar el lipedema es la dieta RAD o dieta antiinflamatoria. Se trata de una dieta con bases parecidas a la dieta mediterránea, poniendo si cabe más atención a la carga glucémica de esta, priorizando el consumo de carbohidratos complejos procedentes de alimentos como legumbres, tubérculos, cereales, vegetales y fruta, en unas u otras cantidades según el caso. Además, puede ser favorable combinar esta dieta con una alimentación que minimice el consumo de gluten y de beta caseína A1, la última especialmente presente en la leche de vaca, por su capacidad inflamatoria en determinadas patologías que cursan con inflamación subclínica. Igualmente, será interesante potenciar en la dieta el consumo de sustancias antiinflamatorias, a destacar el Omega-3, una grasa presente especialmente en el pescado azul, nueces, lino, chía y cáñamo. Y antioxidantes, como los polifenoles presentes en el cacao o los frutos rojos, En cuanto al consumo de proteínas, este deberá ser suficiente y a partir de fuentes de calidad, mínimamente procesadas, dando prioridad al consumo de pollo, huevos, pescado y la gran mayoría de legumbres.
DIETA CETO O KETO
Otra estrategia comúnmente usada para favorecer el exceso de tejido adiposo no asociado a lipedema y cuyo seguimiento deberá ser temporal y siempre supervisado por un profesional, es la dieta cetogénica, la cual también trata de minimizar el consumo de alimentos procesados y tiene una carga glucémica especialmente reducida, pues minimiza el consumo de carbohidratos, incluidos los presentes en legumbres, cereales, vegetales y frutas, y prioriza el de grasas con el objetivo de que el sujeto obtenga la energía a través de estas al alcanzar un estado de cetosis. Al seguir este tipo de alimentación trataremos siempre de que sea lo más nutricionalmente completa posible y que las fuentes de los macronutrientes consumidos sean de calidad para que pueda tener un efecto beneficioso en el organismo además de favorecer la pérdida de peso.
DIETA PALEO
La dieta paleo, cuyo fundamento es el seguimiento de una alimentación basada en el consumo de alimentos mínimamente procesados y que se puedan obtener mediante caza, pesca y recolección, tales como carnes, pescado, frutos secos, semillas y ciertas frutas y verduras, resulta ser otra posible estrategia para conseguir mantener una dieta con una baja carga glucémica y que minimice los procesos inflamatorios. También en este caso, para que resulte verdaderamente saludable, será importante seguir unas pautas que nos permitan seguir una dieta bien equilibrada.
DIETA DEL AYUNO INTERMITENTE
También es cada vez más habitual ver el uso del ayuno intermitente como una estrategia para la pérdida de peso, aunque su propósito puede ir mucho más allá de este y no tiene por qué ser parte de él, siempre que el paciente se sienta cómodo con su realización y escogiendo el tipo más oportuno, junto con el seguimiento de una dieta saludable y antiinflamatoria, la práctica de ayuno intermitente puede ser beneficioso en determinados casos y se puede considerar su aplicación en el tratamiento nutricional acompañado de un profesional.
Suplementación
- Vitamina D: por su potencial a la hora de regular procesos inflamatorios y reducir el riesgo de padecer infecciones, ya que promueve una mejor función del sistema inmune, por lo que será especialmente interesante en pacientes que sufran de otras patologías en relación al sistema inmune o que por otras situaciones se hallen en riesgo de déficit de esta vitamina.
- Vitamina B-12: su deficiencia puede contribuir a la aparición de síntomas como la fatiga y la debilidad, habituales en lipedema, por lo que si la paciente está en situación de riesgo de déficit se debería valorar su suplementación.
- Magnesio: en caso de ingesta insuficiente, dificultad de absorción o excreción aumentada de este mineral será bueno valorar su suplementación, ya que resulta indispensable para muchos de los tejidos del organismo y posee propiedades antiinflamatorias.
- Selenio: se trata de un mineral esencial para combatir el estrés oxidativo celular y promover una correcta función inmune. También contribuye al buen funcionamiento de la glándula tiroidea y esto a su vez promueve una reducción de los procesos de inflamación.
- Omega-3: este ácido graso posee un elevado potencial antiinflamatorio, su suplementación debería valorarse en especial cuando la aportación en nuestra dieta no es suficiente respecto a nuestros requerimientos o nos hallamos en una situación de metabolismo lipídico alterado.
- Flavonoides: presentes en extractos como el del Rusco (Ruscus aculeatus) y el de castaño de Índias (Aesculus hippocastanum), conocidos por su potencial a la hora de promover el drenaje linfático. Por lo que su suplementación puede ser interesante para la paciente que sufre edema y/o venas varicosas.
- L-Arginina: su suplementación aumenta los niveles de óxido nítrico disponibles y esto favorece la integridad y funcionalidad vascular y linfática.
- Cúrcuma: la curcumina presente en esta raíz posee un elevado poder antinflamatorio y antioxidante, interesante en distintas condiciones entre las cuales podríamos hallar el lipedema donde nos interesa promover estos procesos antinflamatorios.
- Pycogenol: El extracto de la corteza del pino marítimo francés es rico en picnogenoles, unos potentes antioxidantes que podrían resultarnos de utilidad para combatir el estrés oxidativo que se da en el lipedema, así como en otras enfermedades crónicas.
Conclusión
Alba López
Dietista-Nutricionista
Me ha ayudado mucho saber más sobre el lipedema, y lamentablemente recién a mis 70 años sé que lo padezco. Lo confundía con la celulitis y ahora estoy en drenaje linfático. Pronto acudiré a la natación. Gracias por todos los datos suministrados.
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Me gustaría tener más información ya q estoy padeciendo de liposemia
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Hola Elisabeth, nos ponemos en contacto contigo, muchas gracias.
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Muy buena explicación!!
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