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Cuando nuestra relación con la alimentación se encuentra desequilibrada, es muy común sentir que nuestras emociones nos “superan” o que nuestras voces internas nos “dominan”. Unas voces críticas, que cuestionan la mayoría de las decisiones que tomamos referente a la manera de alimentarnos y la forma de nuestro cuerpo ¿Te sientes identificado?

 No, no eres la única persona que experimenta voces juiciosas y la realidad es que tiene sentido, puesto que nuestra mente está repleta de información, de cientos de mandatos de cómo “deben” ser las cosas y de miles de pensamientos. Y no es de extrañar que procesar todo ello, no sea tarea fácil, así que tu mente, lo hace lo mejor que puede.

¿Cómo aparece mi saboteador interno?

Cuando tu mente se encuentra saturada, no sabe hacia dónde debe ir y en muchas ocasiones, los pensamientos que genera no son congruentes con lo que realmente necesitamos oír. Por ejemplo, puedo sentir que necesito comerme un trozo de pizza para estar relajado y tranquilo junto a mis amigos, pero mi mente me dice que la pizza es un alimento muy calórico y me engordará (creencia) y por lo tanto, no lo debo comer (reacción automática).

Todo ello hace que experimente emociones desagradables (enfado, frustración…), sintiendo que estas voces me dominan, sintiéndome mal. Estas emociones aparecen como resultado de la incoherencia entre lo que pienso, siento y necesito. Por ello, el apego a estas voces, nos hará experimentar mucha dificultad a la hora de tomar una decisión deliberada basada en aquello que realmente quiero y necesito (respuesta consciente) y no solo lo que mi saboteador interno cree.

Recuerda que tu saboteador interno odia los cambios y hará todo lo posible para que te sigas aferrado a esas creencias y hábitos automáticos.

Tu saboteador interno odia los cambios y hará todo lo posible para que te sigas aferrando a esas creencias y hábitos automáticos que desembocan en  emociones desagradables - Haz clic para twittear!    

¿Cuál es la función de tu saboteador interno?

Es importante que entiendas, que a pesar de que estas voces te resulten incómodas, la intención de cada una de ellas es ayudarte a evolucionar y mejorar. El problema aparece, cuando te identificas con ellas (crees que tú eres esas voces) y permites que te dominen, en vez de tu domarlas a ellas.

La función de estas voces, es la de protegerte, la de ayudarte a crecer. Y la realidad, es que su intención no es la de sabotearte, aunque en muchas ocasiones, nosotros lo experimentemos de tal forma. Sino, más bien al contrario, tus voces internas pretenden hacerte la vida más fácil. Y es por esto que intentan simplificarte la toma de decisiones, moviéndose en extremos de o todo o nada, bueno o malo, siempre o nunca, sano o insano…

Tu saboteador interno también pretende simplificarte la vida no tomando riesgos, es por eso que no te apoya para que experimentes grandes cambios. Te anima a hacer lo mismo una y otra vez, sin ofrecer nuevas alternativas, pero eso sí, criticando todo lo que haces.

Así pues, una vez comprendas que tus voces no quieren arruinarte tu existencia, sino más bien simplificar tu existencia, debes entender que está en ti guiarlas, orientarlas para que te ayuden tal y como tú quieres y no como ellas, sin tu ayuda, pretenden hacerlo.

Para poder llegar a este punto (el de guiarlas), es importante, que antes aprendas a diferenciarlas.

Identifica tus diferentes voces internas

identifica tus voces internas

El perfeccionista interior

La función del perfeccionista es justamente esa, que seas más perfecto. El problema reside, en que esta voz está condicionada por los mandatos de la sociedad. Mi pregunta es: ¿te has preguntado qué es para ti la perfección? Porque tu perfeccionista interior, parece que lo tiene claro, buscando siempre esos ejemplos de lo que supuestamente es perfecto, para así recordarte dónde deberías estar. Buscando revistas, mirando en anuncios, buscando a gente por la calle, investigando sobe la dieta perfecta…

Todo ello para recordarte que tú deberías estar como esa persona con quien te compara. Pero y tú, ¿realmente lo crees? ¿Te suenan este tipo de mensajes? “Fíjate en esa chica, tiene la barriga muy plana, tú deberías tenerla igual” “Fíjate en ese hombre lo sano que come, tú deberías comer igual”

El incitador interior

La función del incitador es decirte todo lo que tienes que hacer para alcanzar ese lugar donde supuestamente debes estar. Al incitador le chiflan las listas de todas las cosas por hacer. También le encanta meterte prisa y no dejarte descansar demasiado, no vaya a ser que te relajes y no cumplas con todos los mandatos. Esta voz te exigirá, impulsará, haciendo que cada mañana salgas de casa con la idea de poner en práctica todo lo que debes hacer, sin tener en cuenta si realmente es lo que necesitas o no hacer. El incitador nunca se sentirá satisfecho, da igual, hagas lo que hagas, siempre te propondrá nuevos lugares donde debes llegar.

El crítico interior

La función de esta voz es la de criticarte, básicamente. Todo lo que haces está en el punto de mira para tu crítico interior, y por lo tanto, siempre tendrá cosas que decir y criticar. Nunca nada estará tan perfecto como a él le gustaría, nunca darás la talla, tal y como él pretende. Y en temas de alimentación… tu crítico interior tiene mucho que decir también. Sus frases favoritas suelen ser algo parecido a: “deberías comer menos”, “no estás comiendo la suficiente verdura”, “deberías no haberte comido esa galleta”… En definitiva, hagas lo que hagas, podrías haberte esforzado más para hacerlo mejor.

Ejercicios para domar tus voces interiores

Como he comentado anteriormente, el problema en sí no es tener un saboteador interno, sino que el problema aparece cuando tú te identificas con él, cuando tú te crees que eres él. Y por lo tanto, permites que te domine, en vez de tú domarlo a él.

Meditación regular

Uno de los primeros pasos es tomar consciencia de estas voces internas para poder familiarizarte con ellas y convertirte en un mero observador. ¿Cómo? Practicando una meditación regular. Construye un espacio de unos 5 minutos al día para observar tus pensamientos, sin juicio, con una actitud de curiosidad, sin apego.  

En este vídeo te acompaño con una meditación básica a través de la cual podrás iniciarte en esta práctica. 

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Conecta con el momento presente

Otro método para centrarte en ti mismo y no en tu saboteador interno, es simplemente estar consciente. Sin prisas, centrando tu atención en algún aspecto de tu experiencia del aquí y el ahora. Tómate el tiempo que necesites para observar algo que estés experimentando en el momento presente, un ruido, un olor, algo que toques o algo que pruebes… Conforme los pensamientos lleguen a tu atención, simplemente obsérvalos y deja que se marchen. Tal y como llegaron, pueden irse.

Cada vez que observes alguna de tus voces juiciosas, lleva tu atención al momento presente, tómatelo como un juego. Poco a poco le irás indicando a tu mente que pensamientos sí merecen tu atención y cuáles no.

Respiración consciente

Esta es, sin duda mi estrategia preferida. Cada vez que identifiques a tu mente saturada, con cientos de pensamientos que no te ayudan a sentirte mejor, lleva la atención a tu respiración. Ni más, ni menos, simplemente lleva tu atención al movimiento de tu cuerpo al respirar y estate ahí por unos segundos.

De esta forma, irás estableciendo una base segura en el aquí y ahora desde puedes decidir hacia dónde quieres dirigir tu consciencia.

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Respuesta consciente

Responder a tu saboteador interno, es otra de las opciones que te propongo. Le pillará por sorpresa, y sin duda alguna, se sentirá ridículo si tú le muestras que no te estás creyendo aquello que te está contando.

¿Cómo podemos ofrecerle una respuesta consciente? Con un simple gesto, una mueca, una sonrisa, un movimiento de cadera… Cualquier cosa que realices de manera consciente, en respuesta a observar a tu saboteador interno. Por ejemplo, imagina que observas un pensamiento que dice algo como así: “Nunca vas a conseguir aquello que te propones” Mi respuesta consciente podría ser una sonrisa.

Con este simple gesto, estamos dándole fuerza a nuestro auténtico yo natural (el observador) y debilitando a nuestro saboteador interno.

Cultivar la compasión

Otra de las estrategias para debilitar a nuestro saboteador interno y poco a poco ir dejándolo sin fuerzas es cultivar la compasión hacia nosotros mismos. ¿Cómo? Diciéndonos aquello que realmente necesitamos escuchar, ofreciéndonos mensajes de calma, serenidad, sosiego…

Cada vez que oigas una voz interna diciendo algo negativo sobre tu forma de comer, tu cuerpo, tu manera de ser, de vivir… di internamente algo parecido a:

“Ya sé que te preocupas mucho por mí, pero tu forma de hablarme no me ayuda, de hecho me dificulta todavía más centrarme en aquello que quiero lograr. Lo que necesito es amabilidad y no críticas. Gracias por intentar ayudarme, pero lo siento, así no puedo escucharte. Adiós.”

Seguidamente, encuentra aquellas palabras, frases o gestos que te ayudan a sentirte como realmente necesitas sentirte. Un consejo: háblate como le hablarías a la persona que más quieres en este mundo (madre, padre, hermano, amigo, amiga…)

Cómo diferenciar el tú natural (el observador) del saboteador interno

Con el paso del tiempo nuestra personalidad cambia, nuestro cuerpo cambia, nuestras ideas cambian, nuestra manera de pensar, de sentir, de vivir… todo cambia. Y por lo tanto, el tú natural, se encuentra dentro de este mundo cambiante desde el cual observas ahora.

El tú natural, es quien ahora mismo está leyendo estas frases y está conectando con cada palabra que yo en este mismo instante estoy tecleando para ti. Tu observador, entiende cada palabra que lee y les da espacio en tu consciencia.

Tu saboteador interno, ahora mismo quizá se encuentra ansioso, con ganas de dejar de leer, pensando que este post es un tanto ridículo y que los ejercicios planteados más arriba son absurdos. Se siente amenazado al ver que tú te estás planteando poner en práctica alguna de las estrategias. Tu saboteador interno sabe que durante mucho tiempo te ha podido dominar y le aterra que tú yo natural empiece a domarlo.

Tu observador es sabio, puro, curioso y encuentra satisfacción en las cosas sencillas. Es un genio en adquirir sabiduría y rechazar pensamientos tóxicos.

Tu saboteador interno te impide que saborees las pequeñas cosas, no se conforma con la sencillez y probablemente ahora te esté diciendo algo parecido a:

“Deja de leer y ponte a hacer algo más productivo, ¡esto es estúpido!”.

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Marta García

Marta García

Psicóloga y psicoterapeuta

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