Av/ Diagonal 357 Principal, 08037 – Barcelona 933486557 / info@juliafarre.es34672422554

El síndrome posvacacional, también conocido como estrés posvacacional no se define en sí como una patología, se trata más bien de un proceso adaptativo a la rutina laboral después de los periodos vacacionales. Pero en ocasiones, este proceso puede volverse complicado y generar un intenso malestar en las personas que lo experimentan.

¿Por qué aparece el síndrome posvacacional?

depresión posvacacional

Son múltiples los factores que pueden precipitar una vuelta al trabajo dificultosa, como por ejemplo:

  • El cambio de horarios: Volver a la rutina implica menor flexibilidad horaria, y readaptarse al ritmo que los compromisos laborales requieren.  Pueden verse afectados por lo tanto los patrones de sueño y los hábitos de alimentación.
  • Volver a retomar responsabilidades y/o obligaciones: A la vuelta de las vacaciones es posible experimentar una sensación de estar pendientes de cosas que durante las vacaciones habíamos dejado aparcadas (trabajo, organización del hogar…). Así, aumenta el estado de activación que experimentamos.
  • Sentimientos de nostalgia: Durante las vacaciones es probable que muchas personas pasen más tiempo con sus familiares, amigos, pareja etc. que durante el resto del año y que se experimente una sensación de añoranza al volver a la rutina.
  • Clima laboral: Si en el entorno laboral donde se trabaja hay una elevada presión, dificultades de comunicación entre compañeros o con mandos directivos, problemas a nivel organizativo etc. es más probable que la vuelta a la rutina genere estrés.

Síntomas del síndrome posvacacional

Cuando el proceso de readaptación a la vuelta al trabajo después de las vacaciones resulta dificultoso es habitual que se experimenten cambios de humor, irritabilidad, estrés, dificultad para concentrarse y disminución de rendimiento laboral, sensación de cansancio y falta de energía, falta de motivación o  sentimiento de tristeza entre otros. También pueden aparecer síntomas fisiológicos que acompañen al estrés, como alteraciones en el patrón de sueño, en el apetito o dolores muscoesqueleticos.

¿Cómo puede afectar en nuestra conducta alimentaria el fin de las vacaciones?

fin de las vacaciones

El período de readaptación a la rutina puede afectar a la conducta alimentaria en distintos niveles.

A nivel de hábitos

Es habitual que durante las vacaciones cambien nuestros horarios de las ingestas, que estos sean más desordenados y que se improvisen las comidas. Al volver a la rutina, puede costar retomar algunas de las costumbres que tenemos durante todo el año, para evitarlo es fundamental no descuidar la alimentación durante las vacaciones.

Por otro lado, a las personas que siguen algún programa nutricional guiado por un profesional de la nutrición y dietética,  es probable que durante las vacaciones les resulte más difícil seguir las pautas o recomendaciones profesionales y que al volver a la rutina laboral decidan retomarlas. Si se han dejado de seguir por completo, se puede experimentar una sensación de frustración o fracaso por no haber seguido el programa. Para que no abandonar la dieta con facilidad es importante poder contar con un plan nutricional flexible, que no se contemple como algo rígido y estático si no que se adapte al resto de nuestras necesidades. La idea es que no tengamos que organizar las vacaciones en función de la comida, si no que el plan nutricional se adapte a nuestras vacaciones. Poder compartir con el profesional de referencia las inquietudes a cerca de seguir con el programa nutricional durante las vacaciones es esencial para construir juntos la pauta que mejor se adecue a cada situación.

A nivel fisiológico

Nuestro cuerpo también necesita readaptarse a la rutina, es posible por tanto que notemos cambios en el apetito o saciedad. Por ello es esencial poder prestar atención a las sensaciones corporales que experimentamos y tener en cuenta que a nivel fisiológico también tendremos que pasar esta readaptación.

A nivel emocional

Puede suceder que cuando aparecen  emociones que nos resultan difíciles de gestionar, se canalicen a través de la conducta alimentaria, cuando la situación perdura puede conllevar una conducta alimentaria disfuncional que tenga consecuencias negativas para la salud: comer compulsivamente, atracones,  ansiedad por la comida, entre otros.

Artículo relacionado: Ansiedad por comer

En ese sentido, puede ayudarnos prestar atención a si estamos utilizando la comida para tapar o cubrir algunas necesidades no resueltas. Por ejemplo, en la vuelta al trabajo puede aparece la ansiedad por comer como una reacción para afrontar las dificultades de adaptación a la rutina. En esas situaciones, puede resultar útil tomar conciencia sobre que función está cumpliendo en esos momentos la comida ¿Está sirviendo como una fuente de consuelo o evasión ante la tristeza que sentimos por haber dejado atrás los días ociosos? O ¿tal vez nos proporciona compañía porque nos transporta a esos momentos de compartir en familia que hemos pasado? ¿Nos desmesuradas grandes cantidades de comida como un premio después de un largo día de trabajo? ¿O tal vez hayamos en ella la fuente de placer que nos cuesta encontrar en nuestra vida diaria?

Recomendaciones para afrontar la vuelta al trabajo con mayor facilidad

Planificar la salida

Dejar los asuntos del trabajo planeados puede resultar muy  útil para no encontrarse demasiado trabajo acumulado a la vuelta o complicaciones sin resolver. Priorizar durante la última semana asuntos pendientes, acordar con los compañeros quien se encargara de ciertas cuestiones durante nuestra ausencia, informar a los clientes de que periodo se va  a estar ausente o definir cuál es la vía de comunicación durante esos días en caso necesario pueden ser algunas formas de organizarnos mejor.

Si sentimos que llegamos a las vacaciones muy cansados y que pasamos el año esperando ese “oasis” en nuestra rutina, también puede ayudarnos dividir las vacaciones el periodos más cortos a lo largo del año en vez de disfrutarlas todas seguidas.

Planificar la vuelta

Retomar la rutina poco a poco puede ayudar a que no resulte tan cuesta arriba la adaptación. Algunas de las cosas que podemos hacer son volver a casa algunos días antes de la vuelta al trabajo para empezar a organizar el hogar, retomar la rutina horaria algunos días previos a la incorporación (horarios de sueño, comidas u otras actividades).

Ordenar

Al volver al trabajo es probable que encontremos múltiples tareas acumuladas debido a nuestra ausencia, incluso aunque hayamos dedicado un tiempo a planificar la salida. Para atajar las tareas con tranquilidad es útil poder diferenciar entre lo que es urgente y lo que es importante.  Así empezaremos por las cosas urgentes e importantes, para priorizar después las urgentes y por ultimo las importantes pero no urgentes.

Traer un trocito de vacaciones a la rutina

Tomar conciencia de que es lo que nos hace sentir bien durante las vacaciones es fundamental para poder incorporarlo de alguna manera en nuestra rutina durante el resto del año. Para ello puedes preguntarte ¿Qué es lo que realmente te gusta de ese periodo? ¿La vida social? ¿El contacto con la naturaleza? ¿Compartir tiempo con la familia? ¿Tener tiempo para leer? O tal vez ¿Descubrir lugares nuevos?. Una vez identificado, puedes tratar de pensar la manera de mantener algunas de estas cosas en el día a día y no dejarlas olvidadas hasta el próximo año.

Estrategias personales de afrontamiento

Dotar nuestra “caja de herramientas personales” de buenas estrategias siempre nos ayudará a afrontar los periodos de cambio. Algunas herramientas pueden ser: Practicar algún deporte o realizar ejercicios de relajación para regular el estrés, aprender a comunicarnos de forma eficaz y asertiva para contribuir a un mejor clima laboral, cuestionar nuestros pensamientos negativos y focalizar a atención en rescatar aquellos aspectos positivos que tiene retomar la rutina.

Pedir ayuda

En general los síntomas asociados al síndrome postvacacional desaparecen tras los primeros días después a la vuelta a la rutina, pero en algunas ocasiones pueden cronificarse y no remitir con tanta facilidad, si la situación es duradera puede que se desencadenen incluso síntomas de un trastorno adaptativo, de ansiedad generalizada o de depresión.

Si los síntomas perduran y resultan realmente incapacitantes, lo recomendable siempre es pedir ayuda a profesionales de la salud. 

¿Necesitas ayuda?

Si sientes que la vuelta a la rutina está influyendo de manera negativa en tu salud y en especial afectando a tu conducta alimentaria, en el Centro Julia Farré podemos ayudarte. 

Lola Inchaurralde

Lola Inchaurralde

Psicóloga y psicoterapeuta

× Concertar visita por whatsapp