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La mayor parte de las personas que comen compulsivamente no padecen un trastorno de la alimentación. Es por ello que me parece de especial relevancia diferenciar qué es un trastorno de la alimentación y qué un problema de la conducta alimentaria.
“Me levanto por la mañana pensando en todo lo que voy a comer durante el día. Termino el desayuno y ya estoy contando cuántas horas quedan para volver a comer. Hay días en los que no puedo esperar a que llegue la hora de la cena y no paro de picotear (que si unas galletitas, que si un trozo de fuet…) y luego, me siento muy mal”

Este es un testimonio de una persona que no padece un trastorno alimentario (véase en detalle más abajo en el apartado trastornos de la conducta alimentaria), pero sí un problema con la alimentación. A pesar de no cumplir los criterios para considerar que “sufre” un trastorno, esta persona experimenta malestar debido a su relación con la comida. Y por ello, merece toda nuestra atención.

Problema alimentario

problema con la alimentación
Hablamos de problema alimentario cuando la conducta con la alimentación no implica un perjuicio físico o no amenaza la calidad de vida de la persona, pero el sujeto sí vive su ingesta o su relación con la comida como un problema.

Los problemas alimentarios, en su gran mayoría los encontramos en el “efecto casi”, es decir, no cumplen todos los criterios necesarios para poder considerarse un trastorno de la conducta alimentaria, pero están muy cerca. En resumen, son dificultades en relación a la alimentación, difíciles de diagnosticar.

Muchas personas que se encuentran en este espectro sienten que quizá no están lo suficientemente alteradas y que simplemente tienen dificultades, con las cuales se “acostumbran” a convivir.

Es por ello que muchos casos no piden ayuda a profesionales y otros tantos piden ayuda a dietistas-nutricionistas, los cuales, en muchas ocasiones no se ven con suficientes herramientas como para poder ayudarles.

A pesar de que la persona que llega a consulta no tenga un trastorno alimentario, es importante que identifiquemos cuáles son las dificultades que tiene referente a la alimentación. Una vez identificada dicha problemática, podremos concienciar a la persona, para hacerle saber que aquello que le está sucediendo SÍ es importante. Y por lo tanto, recibir ayuda de un psicólogo especializado junto con un dietista-nutricionista, en la mayoría de los casos, sería lo más conveniente.

¿Cómo identificar si una persona tiene o no una conducta problemática?

problemas de relación con la comida
Cada persona es un mundo y por ello es importante respetar la bioindividualidad de cada sujeto, pues las necesidades dietéticas y calóricas son totalmente diferentes. Es por ello que nuestra evaluación no solo deberá basarse en la ingesta de kilocalorías sino que, también, deberemos tener en cuenta las sensaciones/emociones referente a la comida.

Por ejemplo, si un chico de 23 años que practica mucha actividad física, desayuna 5 tostadas de crema de cacao y le sienta bien, no será una conducta problemática. Si en cambio, otra persona que apenas realiza actividad física, desayuna lo mismo, le sienta mal (sensación hinchazón) y además, se siente culpable por ello, sí será una conducta problemática.

Otro ejemplo sería una chica que después del almuerzo se come tres onzas de chocolate, disfrutándolas, en calma, sin que le acarree ninguna consecuencia negativa. Versus, una chica que se come tres onzas de chocolate después de su almuerzo, escondiéndose de sus compañeros de la oficina porque se avergüenza del acto de comer. Además, esta chica, se pasa toda la tarde pensando en lo mal que ha hecho al comerse esas onzas de chocolate y tiene remordimientos por ello. Esto sí será una conducta problemática.

En definitiva, cuando en la persona causa unas consecuencias negativas (tanto físicas como psicológicas), hablamos de comportamiento problemático. Así pues, es importante que la persona pueda definir sus conductas disfuncionales (aquello que le causa malestar), a pesar de no tener un diagnostico diferenciado.

Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos

Dentro del apartado “Trastorno Alimentario y de la Ingestión de Alimentos”, del DSM-V se incluye:

  1. Pica
  2. Trastorno por Rumiación
  3. Trastorno de Evitación/Restricción de la ingestión de alimentos
  4. Anorexia y Bulimia Nerviosa
  5. Trastorno de Atracones
  6. Otros trastornos alimentarios o de la ingestión de alimentos especificado o no especificado

Dado la enorme amplitud que nos requería una explicación de los diferentes trastornos que nos aporta el DSM-V nos centraremos en la Bulimia y Anorexia nerviosa y el Trastorno de Atracones.

Bulimia Nerviosa

Para establecer el diagnóstico de la bulimia nerviosa han de darse tres elementos y excluirse un cuarto.

A– La persona debe padecer atracones frecuentes.

  1. Ingestión en un período determinado, de una cantidad de alimentos claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un periodo similar en circunstancias parecidas.
  2. Sensación de la falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio.

B– La persona ha de practicar uno o varios métodos extremos para controlar el peso. Entre ellos se incluye el vómito autoinducido, el abuso de laxantes o diuréticos, el ejercicio excesivo o la dieta o ayuno extremo.

C– Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.

D– La persona debe juzgarse a sí misma fundamental o exclusivamente en términos de su capacidad para controlar su peso y su figura. Muestran una excesiva preocupación por su figura y su peso que van más allá de sentirse gordos o infelices con su apariencia.

E– La persona no padece anorexia nerviosa. Esto quiere decir que la persona no puede estar muy por debajo de su peso normal.

Anorexia nerviosa

Para concluir que alguien padece este trastorno alimentario han de reunirse las siguientes condiciones:

A– La persona ha de tener un peso significativamente inferior al que le corresponde como resultado de su propio esfuerzo. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades. Un peso significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal, o en niños y adolescentes, inferior al mínimo esperado.

B– La persona ha de mostrar evidencias de sobreestimación de la importancia del peso y la figura. A las persona con anorexia nerviosa les aterra la idea de ganar peso. Comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo.

CAlteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la gravedad del peso corporal bajo actual.

Trastorno por atracón

A– El trastorno por atracón se caracteriza por la aparición de episodios de ingesta compulsiva que de definen por dos características esenciales:

  1. La ingesta de en poco tiempo de una cantidad de comida excesiva y
  2. La pérdida de control de sobre esa ingesta.

B– Los episodios de atracones se asocian a tres o más de los hechos siguientes:

  1. Comer mucho más rápidamente de lo normal.
  2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
  3. Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente.
  4. Comer solo, debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere.
  5. Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado.

C– Malestar interno respecto a los atracones.

D– Los atracones se producen, de promedio, al menos 2 veces por semana, en los últimos 6 meses.

E– El atracón no se asocia a la presencia de un comportamiento de conducta compensatoria (característica de la bulimia nerviosa).

¿Qué deben hacer las personas que tienen dificultades relacionadas con la alimentación?

trastorno alimenticio
No debemos olvidar que lo más común es que las personas con problemas alimentarios expresen otras dificultades relacionadas con el estado de ánimo, la autoestima, asertividad, relaciones sociales, perfeccionismo…

Por lo tanto, no solo estamos hablando de una mala relación con la comida sino que hay un entramado mucho más complejo del cual se deben responsabilizar.

Es importante que las personas con dificultades alimentarias puedan dejarse aconsejar por un profesional cualificado. Trabajar con un equipo multidisciplinar (psicólogo y dietista-nutricionista), puede ser la mejor opción. No obstante, es importante evaluar caso por caso.

Evitar programas de pérdida de peso que fomentan una dieta estricta o que prohíben algún tipo de alimento, es esencial para trabajar con este tipo de dificultades.

Aprende a mejorar tu relación con la comida desde hoy mismo

Marta García

Marta García

Psicóloga y psicoterapeuta

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