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Tener la barriga hinchada puede deberse a causas muy diversas, sin embargo todas tienen en común la distensión en la zona abdominal. Podemos percatarnos de esta situación en el momento que:

  • Notamos que los pantalones, cinturones o camisas quedan más prietos en la barriga y son más incómodos de llevar.
  • Sentimos molestias en el abdomen, como digestiones pesadas o acumulación de gases.
  • También podemos levantarnos bien y a lo largo del día ir sintiendo mayor pesadez e hinchazón en el abdomen.
  • En los casos más extremos, al mirar al suelo uno puede tener mayor dificultad para verse los pies debido al aumento de volumen de la barriga.

Una persona con hinchazón abdominal puede no tener síntomas, tener alguna molestia o muchas molestias o incluso dolor intenso hasta el punto de tener sudores y sentir que baja la presión sanguínea.

¿Qué puede producir hinchazon abdominal?

Tener sobrepeso u obesidad, un problema digestivo leve, una enfermedad o afectación digestiva más grave, tener la musculatura local alterada o incluso por motivos emocionales. También algunos malos hábitos pueden acentuar este estado inflamatorio.

La causa más común es tener exceso de peso y grasa acumulada en la zona del abdomen, lo que aumenta el riesgo de tener enfermedades cardiovasculares y diabetes.

En esto caso se aconseja seguir una pauta dietética para perder peso.

Veamos paso por paso otras posibles causas:

1. Causas digestivas

Cambio de dieta

Hacer un cambio drástico en la alimentación, ya sea para bien o para mal, es normal que tenga repercusiones digestivas.

Muchas personas notan que si comen más frutas y verduras su digestión es más ligera y van mejor de vientre, pero en cuanto reducen su consumo y comen alimentos más procesados, elaborados o con más salsas se hinchan más y tienen problemas en el momento de evacuar.

Si cambias tu alimentación es muy probable que tengas síntomas digestivos. Si estás mejorando tu alimentación e incrementando tu ingesta de fibra te recomiendo:

  1. Que lo hagas muy progresivamente para que tu intestino se acostumbre poco a poco a las nuevas dosis de fibra.
  2. Mucha paciencia, el intestino requiere de un tiempo para habituarse. Puede ser que notes algunos síntomas pero irán desapareciendo con el paso del tiempo. Si no es así consulta a un médico digestivo.

Sobre esto me gustaría añadir una anécdota

He conocido a personas que al hacer el cambio de dieta omnívora a ovolactovegetariana o vegetariana estricta, han sufrido muchos gases, dolores e incluso diarreas fuertes. Al ir al médico, éste no les pregunta por si han hecho un cambio de alimentación y directamente les han diagnosticado “intestino irritable”.

Es absurdo, pero esto es real y sucede en algunas consultas médicas.

Reflujo y acidez 

Las principales causas de estos síntomas son: Tener sobrepeso u obesidad, úlcera péptica, hernia de hiato, gastritis, hipoclorhidria e infección por Helicobacter Pylori.

Todos estos problemas afectan tanto al esófago como al estómago y pueden producir daños en la mucosa de estos tejidos o alteraciones en su funcionamiento produciendo todos estos síntomas.

La pauta dietética se debe adaptar en función de los síntomas y el diagnóstico (en el caso de que lo haya). Por ejemplo:

  • Cuando hay un exceso de peso mejora la sintomatología cuando se realiza una dieta para perder peso la pérdida de peso.
  • También mejora este tipo de sintomatología realizar una dieta saludable de protección gástrica que tenga en cuenta otros factores relacionados como horarios, la gestión del estrés y la calidad del descanso entre otros.

Alteración de la flora y permeabilidad intestinal

Podemos tener la flora y/o la mucosa intestinal alteradas por muchos motivos: por estrés, tener malos hábitos alimentarios o tras haber hecho una tanda de antibióticos (que destruyen tanto las bacterias “buenas” como las “malas”).

Este cuadro intestinal puede producir algunos síntomas como inflamación, gases, diarrea o estreñimiento. En el caso de que sean persistentes recomendamos acudir a un médico digestivo para que pueda realizar las pruebas que considere oportunas y acudir a un dietista-nutricionista para mejorar todos estos problemas.

Estreñimiento o diarreas

¿Alguna vez te has fijado en cómo son tus heces? Pues da mucha información. Fíjate en:

1- La frecuencia en la que vas al baño.

2- Si para evacuar has de esforzarte mucho o no.

3- Textura, consistencia y forma de las heces.

4- Color de las heces (aunque dependerá mucho de lo que hayas comido, pero también puede dar información).

Todos estos factores dan mucha información que puede resultarte útil a ti, a tu dietista – nutricionista y a tu médico, para saber cómo son tus digestiones, tu dieta y si puede haber algún alimento que te cueste digerir.

Si sufres estreñimiento este artículo puede ayudarte a mejorar tu tránsito intestinal.

Tanto el estreñimiento como la diarrea pueden cursar con distensión abdominal producida por gases o la propia inflamación del intestino.

La alimentación es un factor clave para mejorar el tránsito intestinal. En estos casos visitar a un dietista – nutricionista puede ser de gran ayuda para regular esta situación.

2. Enfermedades digestivas

Enfermedades inflamatorias intestinales

Las EII (colitis ulcerosa y enfermedad de Chron) producen un estado inflamatorio crónico del tubo digestivo y generan síntomas intestinales como diarreas, dolores y cólicos abdominales o inapetencia.

A pesar de ser enfermedades crónicas, si se sigue una pauta dietética adecuada y adaptada que esté elaborada por un dietista-nutricionista, se puede mejorar mucho la calidad de vida de las personas que padecen estas patologías.

Síndrome del intestino irritable

Este trastorno conlleva dolor abdominal y cambios en el tránsito intestino.Aparecen brotes con mayor o menor frecuencia (en función de cada caso) en los que la sintomatología digestiva es más fuerte. El apoyo de un dietista-nutricionista en estos casos es esencial para mejorar la alimentación y mejorar la calidad de vida.

Intolerancias

La intolerancia a la lactosa y al gluten son las más conocidas.

Cuando una persona padece una intolerancia, significa que el sistema digestivo no es capaz de digerir una sustancia concreta (como la lactosa o el gluten), lo que produce una sintomatología digestiva que puede cursar con diarrea, gases, vómitos, estreñimiento, inflamación abdominal…

Infecciones

Cuando una persona sufre una infección (ya sea vírica, bacteriana o parasitaria), puede sufrir síntomas digestivos e inflamación abdominal.

A causa de estas infecciones (e incluso a su tratamiento) la flora intestinal se altera y se produce inflamación en el intestino que en consecuencia malabsorción a algún componente de los alimentos.

La malabsorción que observamos más frecuentemente en consulta es la intolerancia a la fructosa y al sorbitol.

En estos casos es imprescindible acudir a un médico para realizar el tratamiento que considere adecuado. La ayuda de un dietista-nutricionista puede ayudar a mejorar la sintomatología secundaria a la infección.

Disbiosis intestinal

La disbiosis es el desajuste de la microbiota intestinal causado por cambios en la cantidad de bacterias, su calidad y/o también su distribución (hay bacterias que están en una parte del intestino en la que no deberían estar).

Todo esto produce una alteración de la actividad del intestino afectando a la permeabilidad intestinal y generando inflamación en el tejido, lo que puede desarrollar malabsorción (en mayor o menor grado) a algunos nutrientes o reducir la capacidad de tolerar algunas fibras presentes en los alimentos que son fermentables produciendo un exceso de gas en el abdomen.

Las personas que padecen disbiosis pueden notar grandes cambios a lo largo del día en el volumen de su abdomen: notarla mucho más hinchada tras las comidas, o levantarse con la barriga plana y a lo largo del día ir notando como se va inflando.

Ascitis

La ascitis es la acumulación de líquido en el revestimiento del abdomen y en los órganos de la zona. Es una consecuencia producida por una alta presión en los vasos sanguíneos del hígado y bajos niveles de albúmina en sangre.

Este problema se puede producir a causa de una infección crónica como hepatitis C o B, un consumo excesivo de alcohol, tener hígado graso o tener insuficiencia cardíaca congestiva.

3. Causas musculares

La musculatura abdominal también incrementa el volumen de la barriga cuando:

  • La faja abdominal está flácida.
  • Se realizan abdominales haciendo una fuerza hacia el exterior. No todos los ejercicios de abdominales hacen que el vientre esté plano, algunos contribuyen a que el abdomen sobresalga más.
  • Ruptura de los músculos abdominales. Esto puede suceder tras un embarazo, sufrir un rápida pérdida de peso o tener mucha flacidez.

4. Causas emocionales

Cuantas veces habré oído eso de “a mi los nervios se me ponen en el estómago”. Incluso algunas personas tienen la necesidad urgente de ir de vientre en situaciones de estrés por una situación que les ha puesto muy nerviosas.

Si sientes que tienes ansiedad y eso produce que tu barriga esté más sensible o tengas problemas digestivos, te recomiendo hacer a diario actividades que te ayuden a gestionar ese estado nervioso: meditar, hacer yoga, escuchar música relajante, tomar infusiones, dar un paseo o hacer cualquier otra actividad que pueda relajar como leer, pintar, escribir o dibujar…

Si sufres altos niveles de estrés y sientes que repercute en tu salud y bienestar te recomiendo que acudas a un profesional de la psicología.

5. Otras causas

Otras causas de tener la barriga hinchada puede ser tener una mala alimentación, comer rápido, no masticar bien los alimentos, tragar aire al hablar o al comer y beber bebidas con gas o alcohólicas con frecuencia.

Como puedes ver, hay muchísimas causas y afecciones que pueden producir este aumento de volumen en la zona de la barriga.

Las dietistas-nutricionistas del Centro Júlia Farré podemos ayudarte a:

  • Perder el exceso de peso y reducir el volumen producido por el exceso de grasa acumulada en el abdomen.
  • Regular tu tránsito intestinal.
  • En el caso de que tengas digestiones pesadas por tener una mala alimentación, te ayudamos a mejorar tus hábitos.
  • Hacer una dieta de protección gástrica o de fácil digestión para desinflamar tu estómago y reducir la sensación de reflujo y acidez.
  • Si sufres alguna enfermedad digestiva ya diagnosticada te damos pautas para adaptar tu alimentación y ganar en calidad de vida.
  • Si tienes problemas gastrointestinales fuertes, te recomiendo que acudas a un médico digestivo para que te realice las pruebas que considere adecuadas. Podría tratarse de una situación de disbiosis que produzca de forma secundaria una malabsorción alimentaria o una intolerancia .

¿Quieres reducir tu malestar abdominal?

Ana Amengual

Ana Amengual

Dietista - Nutricionista

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